martes, 17 de agosto de 2010

El reto de América Latina

Hace unos días el Banco Santander publicó a página entera un aviso en el prestigioso diario financiero "Financial Times" de Londres, demostrando la solidez del banco. En un croquis del mundo se mostraba que sólo 24% de las utilidades provienen de España, la atribulada economía que es la sede del banco, más 5% en Portugal, otro país medio herido, mientras que en el último trimestre 21% vino de Brasil, 16% del Reino Unido (otra economía en dificultades), 4% de Estados Unidos, 5% de México, 5% de Chile y 4% del "resto de América Latina", entre otros. Ese "resto" representa en parte al Perú, la economía estrella de América Latina: la proporción podría ser bastante mayor si el banco no hubiera vendido hace unos años su banco local y su AFP -hoy Prima del grupo BCP- porque pensaba que nuestro "riesgo país" era, valga la redundancia, muy riesgoso.

Debemos como país salir del montón del "resto" y brillar con nuestra propia estrella. Cada vez que hay un "Baguazo", un bloqueo de carreteras por mineros informales o por los que protestan contra una futura inversión minera como Tía María en Arequipa, o cualquier otro motín, cada vez que hay violencia y enfrentamientos, volvemos al montón del "resto" en vez de poder proyectar internacionalmente una imagen de éxito.

Debemos desarrollar una estrategia para tranquilizar el país y hacer que seamos reconocidos internacionalmente como una economía estable y pujante, con un gran potencial de crecimiento. ¿Cómo podemos tranquilizarlo?

Se me ocurren algunas ideas para contribuir a una discusión del tema. Primero, es importante que el Gobierno y el oficialismo eviten de triunfalizar los logros económicos de los últimos años: estamos creciendo al 8% anual, la crisis casi no nos afectó, etc., etc. Hay que darse cuenta que cuando una economía despega, como es el caso del Perú, hay unos que mejoran su situación y otros no. Pero aún los que mejoran a veces perciben que no mejoran. Cuanto más se habla de mejoras, mayor es la posibilidad de que esta percepción pesimista aumente. Para hablar de economía, es fundamental contestar la pregunta de muchos: y para mí, ¿qué saco de esto? ¿Y yo? Es un fenómeno natural. El crecimiento económico es un concepto abstracto. Hay que relacionarlo con mejoras locales. Por eso muchos todavía guardan un recuerdo favorable de Fujimori: la carretera, el pequeño proyecto de riego, la posta médica, etc. Pese a que la inversión en infraestructura es hoy mucho mayor que hace 15 años atrás, los dos últimos gobiernos, a pesar de muchos esfuerzos, no han sabido posicionarse favorablemente frente a las obras y demandas locales.

Segundo, se debería promover un Pacto por la Seguridad y el Respeto, en el cual estén representados en un foro rotativo y flexible gente e instituciones que generalmente no se quieren ver la cara: las empresas mineras y las ONG ambientalistas, por ejemplo; sindicatos y patrones; gobierno central por un lado, líderes locales por el otro. Esa fue la idea del Acuerdo Nacional que se formó para fortalecer la democracia, pero el hecho que la mayoría de los presentes son partidos políticos de limitada representatividad, que se desempolvan cuando se viene una elección, le disminuye relevancia. El Pacto sería una nueva etapa en la gran consolidación del Perú: la consolidación social.

Nuestro talón de Aquiles es la pobreza y el resultante enfrentamiento social. No podemos seguir con la polarización de hoy. Debemos experimentar con algún nuevo sistema que nos lleve hacia un país más dialogante y menos pobre.

Pedro Pablo Kuczynsky

Columnista Diario Correo,