jueves, 9 de septiembre de 2010

Si tuviéramos una visión...

Para construir un edificio se necesita carpinteros, soldadores, electricistas, cargadores, albañiles, encofradores, etc. El Perú tiene todo eso. Lo que no tenemos es la respuesta a la pregunta ¿qué edificio queremos construir?, lo que hace que seamos tan ineficientes. Si no sabemos adónde vamos, cada uno hará lo suyo, pero sin tener una idea del rumbo a seguir y sin un sentimiento de colectividad que comparte un conjunto de valores y una visión que articule todos los esfuerzos individuales en la misma dirección.

Los mineros tienen su visión, los empresarios turísticos la suya, los pesqueros la suya, los agroexportadoras la suya, pero ¿es lo mismo educar a los peruanos para ser un país líder en ecoturismo que para ser un país líder en exportación minera? ¿Los esfuerzos en investigación, ciencia y tecnología en los institutos y universidades son los mismos si es que el Perú decide ser líder mundial en joyería de oro o si decide ser líder en industria farmacéutica basada en medicinas naturales? La visión cumple el rol de gran organizador de las prioridades, la administración, la legislación y el sentido de su educación.

Supongamos que la visión del Perú fuera ser el #1 en el mundo en voleibol; o ser #1 en artesanía en oro; o tener la mejor facultad del mundo en estudios de biodiversidad para fines farmacéuticos, alimenticios y cosméticos.

Eso serviría como gran norte organizador para que el Ejecutivo, Legislativo, el mundo empresarial, el mundo educacional, etc. inviertan sus mayores esfuerzos para remar en la misma dirección hasta alcanzar la meta. A su vez, les daría a los peruanos la sensación de ser parte de un gran proyecto nacional, fuente de motivación, y de llegar a la meta, sin duda, sería un manantial de autoestima positiva que nos fortalecería para las siguientes metas, cada vez más ambiciosas.

Necesitamos de nuestros líderes políticos que le propongan al país una visión con la que nos señale los valores, metas y rutas que nos permitan sentirnos parte de un proyecto nacional compartido, en el que todos tenemos un lugar y la posibilidad de alcanzar la felicidad.

León Trahtemberg


Fuente: Diario Correo,  Setiembre 2010